…Qué se puede decir de una chica de 23 años que aún vive?...Que le encanta Arjona y el tallarín con queso, pero por sobre todo que le fascina desentrañar los misterios del hardware y software del cuerpo y mente de quienes se precian de denominarse a sí mismos “seres humanos”.
Se puede decir que todo comenzó un 19 de Noviembre del año ochenta y tantos, creo que como comencé mencionando mi edad, el año de nacimiento ya no es relevante, en fin, decía que un 19 de noviembre pero quizás comenzó unos meses antes puesto que está ampliamente demostrado que la vida humana comienza desde el instante mismo de la concepción….pero yo comencé a vivir desde el momento en que empiezo a recordarlo…así que debido a tal circunstancia no puedo contarles de mis primeros meses e incluso años, de aquellos tiempos en los que los autos tipo Wolsvagen inundaban la Llajta y mi infancia recorría feliz por sus calles como ellos, de aquellas épocas solo tengo fotos, algunos casettes y las innumerables anécdotas contadas por los dos ejes de mi vida: mi abuelita y mi mamá.
Según parece fui una niña muy vivaz y rodeada de todas las atenciones y mimos reservados desde siempre a la primogénita y primera nieta así que gocé de infinitos privilegios que mis otros 4 hermanos no conocieron, si los quisieron!!! Y mucho, pero no tanto como a mí, estoy segura.
Llegué a coronar el joven matrimonio de mis papás: el talentoso y reconocido Jaime “El mimo” Sevillano, quien por ese entonces causaba gran conmoción en la urbe paceña con sus dotes sobre las tablas, sus magníficos murales y sus investigaciones que en conjunto eran como la sal sobre la herida de una sociedad donde el puño izquierdo se comenzaba a blandir con una disconformidad creciente día con día.
De aquella justa rebeldía con causas y efecto que de seguro hoy corre por mis venas, se enamoró mi mamá y por ese gran amor me dieron dos hermanitos Jaime y Micky quienes hoy por hoy, junto a mis dos hermanas y justo después de mis hijas…son mi mayor adoración.
Vivíamos aquellos hermosos años en La Paz, ciudad que llegué a amar como si fuera mi cuna y crecí mis primeros años de colegio de vista al majestuoso Illimani y su eterno nevado, con el uniforme del I.A.L.A., en donde me enteré que si es que existe un solo Dios se lo nombra de diferentes maneras, se lo encuentra de diferentes formas, pero al final es el mismo.
Fue la época mas feliz de mi infancia en la que conocí entre otras cosas la magia de la comunicación, hecho que influyó en todo aspecto en mis días hasta hoy, ya que mi papá me puso frente a un micrófono y tuve mi primer programa en radio, esto sucedía en la que hoy ya se considera una ciudad más: El Alto.
Descubrí el no temerle a nada ni a nadie y conocí la sensación adictiva se sentir la adrenalina correr en mi sangre cuando hago escuchar….mi voz al mundo…
Pero pasó el tiempo y como diría el buen Heráclito: “…Todo cambia, nada es eterno” la palabra divorcio asomó su fea cabeza y mis sonrisas y juegos fueron a dar hasta Cochabamba junto a mi mamá y mi hermano en donde nos esperaban años en los que ella tuvo que demostrar de que estaba hecha…la vida le mostró su cara mas dura y ella, muy valiente aunque temerosa, le dio la otra mejilla y salió victoriosa.
Mi abuela y mi bisabuelita (QEPD) jamás nos dejaron solos. En todo este tiempo mi vida cambió radicalmente y comenzó a solidificarse mi fe, seguía formándome con los preceptos de la Iglesia Católica y Dios quiso que ingresara al Colegio del que tuve el honor de salir bachiller: el Colegio “Eugenia Ravasco” en donde santas religiosas me enseñaron con mucho amor que todos los esfuerzos son bien vistos por el Altísimo….y son recompensados. Recuerdo que llegué siendo apenas una niñita muy menuda para mi edad y el curso que me tocaba, con unas penas y preocupaciones más grandes que yo misma con las que me había tocado lidiar y no me correspondía…conocí a mi primer mejor amigo y mi primer amor, Santiago V.G.R. al que le dediqué mis primeras canciones y mis primeros poemas, nunca se lo dije y me quedaré con la eterna duda de qué habría sucedido si es que... Por ende mi primer corazón roto lo viví en este hermoso lugar tb y salí de ese mismo establecimiento a mis 15 años, siendo una adolescente que vivió plena y feliz todos esos años y a pesar de tantas cosas pero, y lo mas importante, que sabía lo que quería y estaba dispuesta a todo con tal e conseguirlo.
Pero la vida me ha dado duras lecciones entre las cuales el saber que “cada cosa tiene su tiempo” y que “no siempre se tiene lo que se quiere y cuando se quiere”, son de las que más me ha costado aprender.
Actualmente y entre mis mas grandes logros puedo destacar dos que me llenan de orgullo y tienen plasmados mis mayores sacrificios: mis dos pequeñas y hermosas hijas Clavel María de los Ángeles e Isabel Montserrat, quienes a diario con una sonrisa y una palabra me recuerdan la grandeza de Dios y su gran Misericordia pues, en muchos aspectos, estoy viviendo mi segunda oportunidad; ya viendo todo desde otra perspectiva, con algo mas de experiencia pero con los mismo sueños y metas que siempre.
Alguien dijo alguna vez “Si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes” y ellos es algo muy cierto, puedo dar fe!, así que hoy solo me limito a hacer lo que tengo que hacer pero con el plus de que puedo ser yo misma.
Esta historia aún está inconclusa y seguro que de aquí a poco tendré mas para escribir, así que por lo pronto…aún no conozco un punto final.
